12 Mejores Obras que Ver en el Museo del Prado

Mejores obras del museo del Prado de Madrid

Si quieres saber cómo llegar, los horarios, las tarifas de entrada y las emocionantes exposiciones, pincha ¡Aquí!. Te llevará a otro post que hemos echo específicamente para todo esto. Ahora, es el momento de sumergirnos en lo que hace que este museo sea verdaderamente excepcional: su impresionante colección de obras maestras. Acompáñanos en un recorrido por las 12 mejores obras del museo del Prado que no puedes perderte en tu visita. Desde los maestros del Renacimiento hasta los genios del arte español, estas obras son auténticos tesoros que capturan la esencia del arte y la historia. ¡Prepárate para maravillarte.

1. Las Meninas de Diego Velázquez

Las Meninas, pintadas por Diego Velázquez en 1656, son la joya de la corona en el Museo del Prado. Este icónico retrato es mucho más que una simple pintura: es una obra maestra que desafía las convenciones artísticas de su tiempo. Gracias a esta obra, Velázquez nos sumerge en la vida de la corte española del siglo XVII y nos invita a ser testigos de un momento efímero en el palacio real.

El retrato parece congelar un instante en la vida de la corte, pero Velázquez va más allá de lo evidente. En un gesto audaz, el pintor se incluye a sí mismo en el cuadro, mirando al espectador como si estuviera presente en la sala. Este acto revolucionario trasciende la mera representación y convierte a Las Meninas en un enigma visual que sigue intrigando a los espectadores modernos.

Las Meninas Diego Velázquez

La infanta Margarita Teresa, rodeada de su séquito, se convierte en el centro de atención, pero la presencia del pintor mismo en el lienzo añade un intrigante nivel de complejidad. Como resultado, la atmósfera misteriosa y la maestría técnica de Velázquez hacen que Las Meninas sean una obra imperdible en tu visita al museo. Sigamos con nuestro top «obras del museo de Prado».

Este increíble cuadro se encuentra en la sala 012 del Museo.

2. La Maja Desnuda de Goya

Entre las mejores obras del Museo del Prado, se encuentra un ícono del arte español: La Maja Desnuda de Francisco de Goya. En primer lugar, esta pintura es un testamento de la audacia del artista y su voluntad de desafiar las convenciones artísticas y sociales de su época.

La Maja Desnuda, creada entre 1797 y 1800, representa a una mujer desnuda, recostada sobre un fondo oscuro, mirando directamente al espectador. La representación de la desnudez, en un contexto histórico en el que esto era inusual en el arte público, fue un acto revolucionario por parte de Goya. La pintura desafió las normas de la época y provocó un intenso debate sobre la moralidad y la censura.

La maja desnuda Goya

La Maja Vestida, también presente en el Museo del Prado, son un par de pinturas complementarias que han fascinado a los espectadores durante siglos. La relación entre ambas obras ha dado lugar a numerosas teorías y especulaciones sobre su significado y el propósito de Goya al crearlas. En un principio se cree que la idea de Goya era simular el «desnudo» al contraponer las dos obras.

Se cree que la modelo para La Maja Desnuda fue Pepita Tudó, amante del propio Goya. Aunque no se sabe con exactitud, ya que Goya lo mantuvo en el anonimato. Este cuadro se encuentra en la sala 038 del Prado.

3. Saturno devorando a su hijo de Goya

Dentro de las profundidades del Museo del Prado, se esconde otras las mejores de las obras del museo del prado. Primero, este cuadro es de los más impactantes y perturbadoras de Francisco de Goya: «Saturno Devorando a su Hijo». Esta pintura, realizada entre 1819 y 1823, es un ejemplo vívido del poder expresivo y oscuro de la mente de Goya.

La escena representa a Saturno (Cronos en la mitología griega), el titán que devora a sus propios hijos por miedo a que uno de ellos lo destrone. Goya plasmó esta leyenda en un contexto perturbador. Saturno aparece como una figura grotesca, con la piel pálida y los ojos enloquecidos. Sostiene a su hijo con ambas manos mientras lo devora, creando una imagen de horror insondable.

Saturno devorando a su Hijo Goya
soerfm, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

La elección de Goya de representar esta escena de canibalismo de manera tan cruda y perturbadora ha desconcertado a los espectadores durante generaciones. Se ha especulado mucho sobre el significado detrás de la pintura. Algunos sugieren que podría ser una expresión de los horrores de la guerra o una metáfora de la crueldad humana en general. Otros lo ven como una reflexión de las luchas internas y las obsesiones personales del propio Goya.

«Saturno Devorando a su Hijo» es uno de los cuadros imprescindibles que ver en el museo de Prado. Este cuadro se encuentra en la sala 067 del Prado.

4. Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya

En las paredes del Museo del Prado, se encuentra otra obra en nuestro «Top cuadros del Museo del Prado». Esta obra icónica que captura la brutalidad de la guerra y el sacrificio humano. Francisco de Goya pintó «Los Fusilamientos del 3 de Mayo» en 1814, como parte de su serie de obras relacionadas con la Guerra de la Independencia Española.

Esta pintura representa un momento dramático y desgarrador: la ejecución de insurgentes españoles por las tropas napoleónicas durante la ocupación de Madrid en 1808. En el centro de la escena, un hombre anónimo con los brazos en alto enfrenta la muerte a manos de los soldados franceses. La expresión de miedo y desesperación en su rostro es palpable.

Fusilamientos del 3 de mayo Madrid
soerfm, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

La composición de Goya enfatiza la brutalidad de la escena. Los soldados franceses son impersonales y casi robotizados en su ejecución de las órdenes. La luz que ilumina al hombre condenado crea un fuerte contraste entre él y sus verdugos, resaltando su vulnerabilidad.

«Los Fusilamientos del 3 de Mayo» es un recordatorio conmovedor de la capacidad del arte para transmitir las emociones y los eventos más crudos de la historia. Al contemplar estas obras del Museo del Prado, los visitantes son testigos de un testimonio visual de la humanidad en guerra, un llamado a la reflexión sobre la naturaleza de la violencia y la resistencia.

Este obra imprescindible en tu vivita al museo se encuentra en la sala 029 del Prado.

5. Las 3 Gracias, de Rubens

Dentro de las salas se encuentra otra de las mejores obras del Museo del Prado. Esta obra maestra encapsula la belleza, la armonía y la sensualidad del arte barroco: «Las Tres Gracias», pintada por el aclamado maestro flamenco Peter Paul Rubens en el siglo XVII.

En esta obra, Rubens captura la esencia misma de la mitología griega y la belleza femenina. Las Tres Gracias, Aglae, Eufrosina y Talia, se presentan en un abrazo íntimo y una danza celestial. Sus cuerpos exquisitamente modelados y su expresión de gozo y complicidad revelan la destreza y la maestría del pintor en la representación de la forma humana.

Las 3 gracias de Rubens, obras de museo del Prado
Jan Brueghel the Younger, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

La paleta de colores de Rubens es rica y vibrante, con tonos cálidos que realzan la piel de las Gracias y crean una atmósfera sensual y lúdica. Los pliegues de sus vestidos fluyen con gracia, añadiendo dinamismo a la composición. El fondo oscuro resalta aún más la luminosidad de las figuras centrales.

La forma única en que Rubens retrató a estas tres deidades hizo que esta pintura se destacara como una de sus obras más sobresalientes. Tanto es así que el rey Felipe IV la adquirió, a pesar de que el artista la creó originalmente para decorar sus propios aposentos.

Esta fascinante obra del museo del prado se encuentra en la sala 029.

6. El tríptico del Jardín de las delicias del Bosco

En nuestra ruta por las obras del Museo de Prado, no lleva a El «Tríptico del Jardín de las Delicias» del Bosco. Esta obra de arte ha desconcertado e intrigado a espectadores y expertos durante siglos. Este tríptico es una ventana al mundo de la imaginación del artista, donde se mezclan escenas peculiares y surrealistas en una composición compleja.

obra del museo de prado tríptico del Bosco

El panel izquierdo muestra el Paraíso, con una representación detallada y exuberante de la creación del mundo y la vida en la Tierra. Animales, plantas y seres humanos conviven en armonía en este paraíso terrenal.

El panel central es la parte más famosa y enigmática de la obra. Representa el Jardín de las Delicias, un lugar de placer y exceso. Aquí, El Bosco despliega su imaginación sin restricciones, con figuras desnudas, frutas exóticas y extrañas criaturas. Las interpretaciones sobre el significado de estas escenas varían ampliamente, y su misterio sigue sin resolverse por completo.

El panel derecho muestra el Infierno, un lugar de castigo y sufrimiento. Las escenas aquí son grotescas y aterradoras, con figuras deformadas y torturas infernales. Este panel contrasta fuertemente con la belleza y el hedonismo del panel central.

¡Para mi es el mejor cuadro de todo el Museo del Prado! Pero para gustos… y se encuentra en la sala 056A del museo.

7.  La Crucifixión, de Juan de Flandes

La «Crucifixión» de Juan de Flandes es otra de las obras del museo del Prado que hay que ver. Esta cuadro representa uno de los eventos más icónicos y significativos en la tradición cristiana: la crucifixión de Jesucristo. Este cuadro captura la intensidad emocional y espiritual de este momento trascendental.

En la pintura, vemos a Jesús clavado en la cruz en medio de un paisaje desolado. Su figura está iluminada por una luz divina que contrasta con el oscuro cielo tormentoso de fondo, creando un efecto dramático y simbólico. Los detalles cuidadosamente ejecutados, como las expresiones de angustia en los rostros de María y Juan el Evangelista, añaden profundidad emocional a la escena.

La crucifixión de Juan de Flandes

Juan de Flandes, un pintor de la escuela flamenca, demuestra su habilidad técnica en esta obra a través de la meticulosa representación de los detalles, como los pliegues de las túnicas y la textura de la madera de la cruz. Además, el uso del color y la luz contribuyen a crear una atmósfera sobrecogedora y espiritual.

Este cuadro increíble se encuentra en la sala 057 del Prado.

8. Autorretrato de Alberto Durero

Dentro de nuestro fascinante recorrido por obras del Museo del Prado, nos encontramos con el enigmático Autorretrato de Durero, una obra que trasciende el tiempo y el espacio. Este cuadro, pintado por el renombrado artista alemán Alberto Durero a principios del siglo XVI, representa mucho más que un simple autorretrato; es una ventana hacia el alma y la mente de un genio del Renacimiento.

En este retrato, Durero nos mira directamente, estableciendo un contacto visual profundo y directo con el espectador. Sus ojos parecen contener un mundo de pensamientos y emociones, lo que nos invita a adentrarnos en su psicología y comprender la mente detrás del pincel. La atención al detalle es impresionante: cada cabello de su barba está meticulosamente representado, y su expresión facial revela una seriedad reflexiva.

Autorretrato de Durero
Miguel Hermoso Cuesta, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

Este autorretrato de Durero es una muestra excepcional del dominio técnico del artista y su habilidad para capturar la esencia de su propio ser en una obra de arte. Es una ventana al mundo interior de un genio creativo que influyó en generaciones de artistas posteriores.

Este cuadro se encuentra en la sala 055B del museo, es una de los cuadros más interesantes y obligatorios en tu visita a este lugar. La fotografía no corresponde al cuadro original, pero no la he encontrado para mostrarla por aquí.

9. El Caballero de la mano en el pecho del Greco

Continuando nuestro emocionante viaje por las maravillosas obras del Museo del Prado, nos encontramos con «El Caballero de la mano en el pecho», una obra maestra del influyente pintor español del Renacimiento, El Greco. Este cuadro es una joya que nos sumerge en la enigmática mirada y el estilo único de este artista.

En esta pintura, El Greco retrata a un caballero en una pose intrigante: su mano izquierda descansa sobre su pecho, mientras que la derecha sostiene una carta o un documento. La figura se encuentra en un ambiente oscuro y misterioso, lo que añade un aura de misterio a la escena. La mirada del caballero parece buscar algo más allá del lienzo, invitando al espectador a descifrar los pensamientos y emociones que se esconden detrás de sus ojos.

El caballero con la mano en el Pecho

El tratamiento de la luz en esta obra es excepcional. El Greco utiliza contrastes marcados entre las áreas iluminadas y las sombras, lo que crea una sensación de profundidad y drama en la pintura. La gama de colores es rica y expresiva, con tonos fríos que resaltan la figura del caballero.

El Caballero de la mano en el pecho» es una muestra impresionante del talento de El Greco para capturar la psicología y la singularidad de sus modelos. Lo que hace que se una de los mejores cuadros del Museo del Prado y entre en nuestro top 12.

10. La Anunciación de Fra Angélico

Nuestro próximo destino en esta travesía artística los mejores cuadros que ver en el Museo del Prado nos lleva a una obra celestial: «La Anunciación» de Fra Angélico. En primer lugar, esta pintura es una joya del arte renacentista italiano y una muestra impresionante de la maestría de este talentoso fraile dominico.

En segundo lugar «La Anunciación», Fra Angélico nos transporta al momento sagrado en el que el arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María que dará a luz al Salvador, Jesús. La escena está llena de serenidad y solemnidad. El arcángel, con alas extendidas y una expresión de devoción, se inclina ante María, quien, en actitud humilde y reverente, escucha las palabras divinas. Un lirio blanco, símbolo de la pureza de María, se encuentra en un jarrón en el centro de la composición.

La Anunciación de Fran Angelico, obras del museo del Prado

La paleta de colores en esta obra es suave y armoniosa, con tonos delicados que crean una atmósfera de gracia y espiritualidad. Sobre esta obra, luz que irradia desde el arcángel ilumina la escena de manera celestial, destacando la importancia de este momento divino.

«La Anunciación» de Fra Angélico es una obra que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la fe y la entrega a lo divino. Y es una recomendación super top de las obras que ver en el museo del Prado de Madrid. La ubicación de este cuadro esta en la sala 056B.

11. El descendimiento, de Rogier Van der Weyden

Continuamos nuestro viaje a través de las maravillas artísticas del Museo del Prado con nuestra penúltima recomendación «El Descendimiento» de Rogier Van der Weyden. Esta pintura nos lleva al corazón de una escena emotiva y espiritual que representa uno de los momentos más icónicos del cristianismo: la bajada de Jesucristo de la cruz después de su crucifixión.

En esta obra maestra, Van der Weyden captura la angustia y el dolor de los seguidores de Jesús mientras retiran su cuerpo de la cruz. En primer lugar, María, la madre de Jesús, se encuentra en el centro de la composición, sosteniendo el cuerpo inerte de su hijo con una expresión de profundo sufrimiento. A su alrededor, los discípulos y otras figuras bíblicas muestran una mezcla de tristeza, devoción y desesperación.

El descendimiento, de Rogier Van der Weyden
José-Manuel Benito Álvarez, CC BY-SA 2.5, via Wikimedia Commons

La paleta de colores en «El Descendimiento» es rica y vívida, con tonos que realzan la dramática intensidad de la escena. En segundo lugar, la luz que cae sobre el cuerpo de Jesús y su madre crea un efecto luminoso que destaca la figura central y enfatiza la importancia espiritual del momento.

Es una parada esencial en nuestro recorrido por las mejores obras del museo de Prado, que nos conecta con la profundidad de la experiencia humana y espiritual. Esté cuadro se encuentra localizado en la sala 058.

12. La Rendición de Breda de Diego Velázquez

Cerramos nuestro recorrido por las mejores obras del Museo del Prado con un auténtico tesoro artístico: «La Rendición de Breda» de Diego Velázquez. Esta obra maestra nos transporta a un momento crucial en la historia militar y política de España y los Países Bajos durante el Siglo de Oro español.

La Rendición de Breda, también conocida como «Las Lanzas», representa el momento en que el general español Ambrosio Spínola recibe la rendición de la ciudad de Breda en 1625, durante la Guerra de los Ochenta Años. Velázquez captura este evento histórico con una maestría sin igual, resaltando las emociones y la dignidad de los protagonistas.

La Rendición de Breda, de Diego Velázquez

La composición de la pintura es impresionante. En el centro, vemos a Spínola y el comandante neerlandés Justin de Nassau intercambiando las llaves de la ciudad. Por lo que la expresión de respeto y cortesía entre los dos líderes es evidente. Detrás de ellos, los soldados españoles y neerlandeses observan la escena con una mezcla de admiración y tensión.

El uso del claroscuro por parte de Velázquez es sobresaliente. Por lo que la luz ilumina el rostro de los protagonistas y destaca sus gestos y expresiones, mientras que las sombras aportan profundidad y drama a la escena. Los detalles en la vestimenta y los rostros de los soldados revelan la habilidad técnica y el realismo que caracterizan el estilo de Velázquez.

Más Cuadros que ver en el Museo del Prado

Continuemos explorando más cuadros que puedes disfrutar en el Museo del Prado. Además de las 12 obras maestras que ya hemos destacado, este museo alberga una colección impresionante de pinturas que abarcan diferentes épocas, estilos y géneros artísticos. A continuación, te presentamos algunos de los cuadros que no debes perderte durante tu visita:

  • «El Lavatorio» de Tintoretto: Esta pintura representa un momento bíblico en el que Jesús lava los pies de sus discípulos. Esta obra destaca por su composición dinámica y la expresividad de los personajes.
  • «El cardenal» de Rafael Sanzio: Este retrato del cardenal Tommaso Inghirami es una muestra del talento de Rafael. La serenidad y la dignidad del sujeto se reflejan en esta obra.
  • «El triunfo de la Muerte» de Pieter Bruegel, el Viejo: Esta pintura es una representación impactante de la Muerte personificada como una figura esquelética que triunfa sobre la humanidad. Bruegel crea una escena apocalíptica llena de detalles y simbolismo.
  • «El paso de la laguna Estigia» de Joachim Patinir: En esta obra, Patinir nos sumerge en un paisaje mítico donde Caronte, el barquero de los muertos. Podemos ver que lleva almas al inframundo a través de la laguna Estigia. Gracias a la meticulosa representación del paisaje es destacable.
  • «Noli me tangere» de Correggio: Este cuadro representa el encuentro entre María Magdalena y Jesús resucitado en el jardín. Los toques de luminosidad y la pintura son característicos del estilo de Correggio
  • «David vencedor de Goliat» de Caravaggio: Caravaggio es conocido por su estilo realista y dramático, y este cuadro no es una excepción. La representación de David triunfando sobre Goliat es poderosa y llena de emoción.

Información adicional

Os dejamos unos enlaces de interés tanto si quieres más información del museo del prado de Madrid, como si estás visitando la ciudad de Madrid y quieres saber que ver o que hacer. Esperamos que os sirvan de ayuda:

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